viernes, 16 de mayo de 2014

Recordando

       

Recordando

Hoy mi abuelita se cayó y la llevaron al hospital, gracias a Dios está bien, pero mi mama estaba con ella en emergencias y no había comido y le pregunté sí quería algo y le lleve comida y de paso para ver a mi abuela. Cuando llegue a la sala de emergencias le di la comida a mami y luego nos fuimos las dos derechito a donde estaba mi abuela y en el pasillo me encuentro una mujer tirada en el piso, me le quedo mirando y mami se da cuenta y me dice, no mires y entre al cubiculo donde estaba mi abuela con mi hermano y el doctor que en ese momento la estaban atendiendo. No se sí fue mi cara de espanto que mi hermano y mi mama me dicen, tranquila, la muchacha que está en el piso está loca, yo no había dicho ni una sola palabra, mi cara valía un millón, más bien me dio miedo y pena. 

La muchacha la supuesta loca empezó a gritar y a dar en las paredes diciendo que la atendieran, yo todavía con cara de espanto. Llegaron 2 guardias y unas enfermeras para hablar con ella que de paso no estaba sola y el que la acompañaba decía que llevaban mucho tiempo esperando, que ella necesitaba un tratamiento psiquiátrico y que venían de otros hospitales porque nadie la quería atender. Ella (la loca) seguía gritando y pateando y empezó a caminar por el pasillo, cuando pasó por frente de donde estaba trate de no mirar, pero ella me vio a mi y dice mami que me miro hasta mal. A mi se me aguaron los ojos, no pude evitar conmoverme por el dolor de una muchacha que se veía que era joven. Recordé cuando camine una vez por la quinta avenida en Nueva York y vi a una deambulante llorando y pidiendo ayuda. No pude evitar recordar que no pude hacer nada, no pude quedarme mucho tiempo en el hospital, aparte que odió los hospitales porque no puedo ver a nadie enfermo y mucho menos a nadie pidiendo ayuda y no poder hacer nada. 

Me di cuenta que soy muy afortunada, que apenas tengo problemas y los que tengo se pueden resolver. Me di cuenta que la vida es tan importante que no debemos perdernos ni un minuto en desperdiciarla, me di cuenta que no soy indiferente al dolor, es más me afecta demasiado ver la gente triste y quizás por eso soy muy sentimental. 

Les cuento que para mi ver lo que vi fue muy fuerte, en ese momento quería salir corriendo a buscar a mi hijo, en ese momento le pedí a Dios que la ayudara porque estaba segura que no era su culpa que estuviera así, como pasó con la deambulante que nadie se detuvo a ayudarla. No puedo evitar llorar ante estas cosas porque me afectan demasiado y no se porque, pero gracias a que puedo desahogarme con letras puedo decirles que ustedes también son muy afortunados. Espero tener mucha salud para ver a mi hijo crecer y tener mucho amor para poder repartir. No tolero ver gente sufriendo porque se me achica el corazón de una manera espantosa. 

Por eso hay que vivir, y tratar de no tener miedo, ayudar al prójimo y no desear el mal ajeno, pero sobre todo ayudar, todos estamos expuesto a que nos suceda algo así. ¡Linda vida!

No hay comentarios:

Publicar un comentario